8/22/2008

Arte y ciencia de levitar



La primera vez que vi a David Blaine levitar en un programa de televisión, de verdad pensé que este hombre había adquirido la habilidad de elevarse en el aire por unos segundos a base de mucha concentración y un proceso mental desconocido en la civilización occidental. Como también hacía performances tipo fakir que son más de resistencia que de magia -como quedarse tres días en un bloque de hielo o varias semanas en una jaula sobre el río Thames en Londres- me incliné a pensar que David había sido entrenado por un yogi en la India para desarrollar tales capacidades asombrosas. En religiones orientales como Hinduismo y Budismo se documenta la capacidad de levitar después de duro entrenamiento en las artes de la meditación y el yoga. Y bueno, en el cristianismo está Jesús, que al igual que Buda, caminó sobre agua. Los físicos han logrado encontrar varios métodos para suspender en el aire pequeños objetos mediante fuerzas magnéticas, electrostáticas y aerodinámicas, pero nunca se ha comprobado la habilidad de un humano para elevarse sin ayuda de otro objeto o fuerza. En realidad, David Blaine siempre mantiene un pie apoyado en el suelo y su arte consiste en hacer la ilusión de que se despega del piso. Cuando le pregunté a un profesor de meditación trascendental si a través de esa disciplina se puede aprender a levitar, éste afirmó: "Claro! Pero tienes que tomar los cursos intensivos, y practicar varias veces al día". Lo que ellos consideran levitar es una técnica llamada "vuelo yóguico", que consiste en dar pequeños saltos mientras meditas en posición de loto, pero aquí lo que trabajan son las piernas para impulsarse, más que un poder mental.
Levitar sigue siendo una bonita ficción, a la que prefiero creer en la narrativa de Paul Auster: "En el fondo, no creo que haga falta ningún talento especial para que una persona se eleve del suelo y permanezca suspendida en el aire. Todos lo llevamos dentro -hombres, mujeres y niños-, y con suficientes esfuerzo y concentración, todo ser humano es capaz de duplicar las hazañas que yo realicé cuando era Walt el Niño Prodigio. Tienes que aprender a dejar de ser tú mismo. Ahí es donde empieza, y todo lo demás viene de ahí. Debes dejarte evaporar. Dejar que tus músculos se relajen, respirar hasta que sientas que tu alma sale de ti, y luego cerrar los ojos. Así es como se hace. El vacío dentro de tu cuerpo se vuelve más ligero que el aire que te rodea. Poco a poco, empiezas a pesar menos que nada. Cierras los ojos; extiendes los brazos; te dejas evaporar. Y luego, poco a poco, te elevas del suelo.
Así".

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