Lo admito. Cada año tengo el "guilty pleasure" de sentarme 3 horas frente a la televisión para ver los premios Oscar, el show por excelencia de la nata hollywoodense. Este año, confieso, vi desde la alfombra roja, el humor políticamente incorrecto de Jon Stewart, anfitrión; vi las 24 categorías, las 5 canciones en vivo (¡¿3 de ellas de 'Enchanted' ?!), el premio honorario, el segmento In Memoriam (en el cual olvidaron a Brad Renfro, otro actor joven muerto por sobredosis y obviamente menos famoso que Heath Ledger), y por último, los premios más codiciados de la noche: mejor director y mejor película, (a los hermanos Coen, por "No Country For Old Men").
En esta ocasión, los Coen y el talento extranjero se llevaron las estatuillas: Bardem, mejor actor de reparto, se llevó el primer Oscar otorgado a un actor de España. La francesa Marion Cotillard le arrebató el premio a Cate Blanchett por su interpretación de Edith Piaf. El británico Daniel Day-Lewis se llevó el premio a mejor actor, y su compatriota Tilda Swinton fue mejor actriz de reparto.
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