4/10/2008

Alguien te mira

Son las 9 a.m. y el tráfico reina sobre la ciudad. De un camión turístico se asoman tres niños probablemente entre 10 y 12 años y me miran entre risas. No sé qué les habrá parecido tan cómico: una mujer con lentes de sol manejando con cara de aburrimiento no me suena divertido. De pronto, uno de ellos apunta su celular hacia mí, dispara y se esconde tras la ventana. Primero me sentí invadida, como un animal en el zoológico que no puede escapar de su jaula mientras la gente lo observa y capta con una cámara. Pero luego pensé que sí hay algo que podía hacer. Alisté mi celular, ¡ja! yo también tengo cámara. Ellos seguían mirándome risueños... hasta que apunté, se dieron cuenta, y disparé. Los chicos no volvieron a asomarse. En ese extraño juego de la imagen, sentí que había ganado.
Pero lo cierto es que no hay marcha atrás. Cualquiera tiene acceso a tomar una fotografía del otro en todo tipo de situaciones, y subirlas a la red de inmediato. Somos la sociedad más vigilada de todos los tiempos, y es que cada uno podemos ser tomados y tomar a los demás. El "cibervoyeur" va un paso más allá, ubica los puntos "interesantes", playas donde las mujeres se asolean topless, parques donde las parejas buscan intimidad, gimnasios, y otros lugares de fácil acceso para su actividad, toma cuantas imágenes se le antoje, y las comparte con el resto del mundo; además invita a otros mirones a participar a través de foros y aumentan los sitios de este tipo para el regocijo de toda clase de pervertido.
No sé qué harán esos chamacos con mi foto, no creo que les sea muy interesante más allá de la anécdota de esta mañana, pero sin duda comienza a asustarme un mundo en donde acechan las miradas sin control.
Aun más después de leer este artículo sobre ello en ELPAIS.com

1 comentario:

Juan Francisco dijo...

Tu reflexión tiene por lo menos cuatro pisos. ¿Por dónde empezamos?
Escritura: Me gusta tu redacción, la anécdota como partida para una analogía de mayor calado. En esta época de chafa-barroquismo escritural se agradece enormemente la redacción clara, directa, honesta.
El fetichismo de la imagen: Hace exactamente diez años, Giovanni Sartori alertó sobre la extinción paulatina del Homo sapiens para dar paso al Homo videns. Fin del logos, fin de la ratio, ahora el conocimiento se agota en la imagen. La expansión del poder de captura fotográfica, lejos de democratizar el acceso a la imagen, la mediatiza, la banaliza. Yo esperaba que Sartori se equivocara... el errado fui yo.
Niños: El universo erótico de los niños está poblado por imágenes y símbolos que pueden parecer extraños para un adulto. Desde luego, un mohín de aburrimiento, un reflejo de sol en los lentes de sol, una expresión reconcentrada... pueden ser extremadamente sensuales, ya no hablemos de "divertidos". Fui niño, y sé de qué hablo.
Sociedad vigilada: Es preocupante, desde luego, la falta de intimidad. ¿Hará falta señalar que es un asunto de poder, poder de género, poder económico, poder tecnológico?

Excelente texto. Persiste en la escritura, la terquedad por ver lo que otros no hará la diferencia. Ya la hace.