8/08/2007

Esos días de luz naranja...


Hay días del año en los que las cosas se bañan con una luz anaranjada. Siempre me había preguntado cuál es la razón y, después de buscar un poco, encontré que la explicación científica tiene que ver con la forma en que los rayos solares llegan a la Tierra a través de la atmósfera. Los rayos azules se dispersan mejor y, a lo largo del día, cuando el Sol va cambiando de posición y los rayos entran desde otro ángulo, la luz que precibimos es de tonos rojizos y anaranjados.
"Conforme la luz pasa por la atmósfera, se comienza a difuminar al chocar con las partículas y moléculas presentes en la atmósfera, y las ondas que se desvían más son las de menor energía (las rojas), luego las amarillas, luego las verdes, mientras que las más energéticas (las azules) son las que tienen mayor chance de llegar hasta la superficie. En otras palabras, las ondas más largas son “mas fáciles” de desviar que las más cortas."
Bueno, el caso es que en estos días hay que aprovechar para salir a la calle, tomar fotografías y disfrutar de una luz que parecería sacada de una película.

1 comentario:

Juan Francisco dijo...

La dispersión por difracción de la luz solar (llamada dispersión de Rayleigh en honor de John Strutt, tercer barón de Rayleigh) es la razón por la que el cielo es azul en un día claro. También es la "mano" que pinta el crepúsculo (y también el alba) de rojos y naranjas, algo que no queda claro en la explicación que citas. Porque si son las ondas más largas (rojas) las que más se desvían, es natural que nos alcancen sobre todo las más cortas (azules), pero ¿por qué es diferente en el alba y el ocaso? Por el volumen de aire que interceptan, que es mayor conforme el ángulo del sol con el horizonte disminuye. A mayor trayectoria óptica, mayor dispersión, y por tanto alcanzan a desviarse hasta los rayos azules (lo que curiosamente —dialécticamente— provoca un "enriquecimiento" de rojos. Como dato curioso, en Marte ocurre al revés: por la composición de su atmósfera, el cielo es rojizo, pero se ve azulado al amanecer y en el crepúsculo). De cualquier manera, eso es mera precisión. En descargo de mis afirmaciones anteriores, me permito copiar lo siguiente:

"Canek habló a Guy:
"—Mira el cielo; cuenta las estrellas.
"—No se pueden contar.
"Canek volvió a decir:
"—Mira la tierra; cuenta los granos de arena.
"—No se pueden contar.
"Canek dijo entonces:
"—Aunque no se conozca, existe el número de las estrellas y el número de los granos de arena. Pero lo que existe y no se puede contar y se siente aquí dentro, exige una palabra para decirlo. Esta palabra, en este caso, sería inmensidad. Es como una palabra húmeda de misterio. Con ella no se necesita contar ni las estrellas ni los granos de arena. Hemos cambiado el conocimiento por la emoción, que es también una manera de penetrar en la verdad de las cosas."

—Ermilo Abreu Gómez.

Conocimiento y emoción: yo no quiero renunciar a ninguno.