8/24/2006

Todo el cine en un ojo


Dziga Vertov hizo en 1929 lo que practicamente todos los cineastas experimentan en sus películas el día de hoy. Al estilo de Powaqqatsi de 1983, la película consiste en la unión de imagenes y música, para construir un discurso sobre la realidad; hay una preocupación por el progreso, la industria, las máquinas, esto a la par de rostros, pobreza; movimiento y suspensión. Por otro lado, es un testimonio histórico de Rusia y de la humanidad en esa época entre-guerras del siglo pasado. El creador de esta obra nos quiere hacer un comentario también sobre el propio cine, el lente como una extensión de nuestros ojos que captan el mundo, pero a la vez ese mundo que sólo puede existir en el cine en donde la imagen se acelera o se detiene, en donde dos lugares se yuxtaponen frente a nuestros ojos y la ilusión del movimiento se genera.
Todos los recursos cinematográficos están ahí: cámara lenta/rápida, freeze, animación, pantalla divivida, disolvencia, así como todos los encuadres imaginados.
El montaje es fascinante y no te aburre ni un segundo; y la edición es brutal, ya que en esos tiempos no había Final Cut ni Avid, cada minuto del film fue editado artesanalmente (literalmente tijeras y pegamento), lo cual sólo me ha dejado más impresionada.
El Hombre y la cámara (Man with a movie camera) es definitivamente algo que hay que ver antes de morirse... o de seguir viviendo.

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