
Me muero por ver la exposición de Gregory Colbert, Ashes and Snow. Curiosamente una de sus más célebres fotografías ha adornado mi casa desde hace más de tres años y ahora me tocará ver la impresión original, junto con otras 50 fotografías, una película y cortometrajes haiku. Sus imágenes nos hacen dudar que pertenezcan a este mundo, al mismo tiempo recordándonos que, con paciencia, la naturaleza nos regala momentos absolutamente perfectos y en armonía con seres ancestrales. El elefante escucha atento la voz de un niño que lee...
Una de las reseñas que más me gustaron dice así: "El trabajo de Colbert es, desde un principio, una maravillosa trampa en la que las imágenes más extraordinarias deben caer poco a poco, como en un sueño profundo. ...En todas las imágenes de Colbert los niños dormitan mientras los simios, los elefantes, las águilas y otros animales se convierten en guardianes de su sueño." (La nota aquí)